Deseo y placer

Relaciones Líquidas: Los vínculos hoy.

¿Cómo nos vinculamos emocionalmente? En verdad… ¿Nos vinculamos? Por Lic. Juliana Bereny Ayer compartí la siguiente reflexión en Instagram: «Hay personas que piensan que en los vínculos no se puede ser libre.Cuando una de las cosas más lindas en un vínculo es sentir y compartir la libertad.Nos ponemos agresivos y fóbicos pensando que vamos a perder algo preciado yatacamos al otro para reafirmar ese deseo, cuando en realidad no se trata de eso.En ocasiones entramos en el rollo millennial de vínculos líquidos, esos en donde hayque demostrar desinterés para matchear con alguien. ¿Tan a la mierda se está yendo el mundo?La única verdad es que cada vez tenemos menos recursos emocionales y el miedo termina haciéndonos perder de momentos que hubieran sido inolvidables» ¿Qué nos está pasando emocionalmente que hoy en vez de manifestar lo que sentimos, actuamos de forma completamente opuesta? ¿Qué nos esta pasando que para sentirnos atraídos por una persona necesitamos de la indiferencia y el destrato? Pareciera que vivimos en un montaje escénico en donde el que demuestra amor pierde. Hoy en día si tenemos un encuentro sexo afectivo casual con una persona en Tinder es inimaginable que se nos ocurra hacerle una caricia, darle un abrazo o emitir un comentario en donde parezca que nos importa la vida personal del otro, porque suena la alarma y estamos fuera de juego. Hoy gana el que es fiel al postureo, el que no escribe, no pregunta, no habla, el superado, casi me atrevo a decir el que no siente, o por lo menos, se hace el que no siente. ¿Por que saben qué? Si sentimos, eso es lo más triste de todo, estamos siendo funcionales a un juego que ni nosotros mismos queremos jugar. Hoy el día el miedo, la fobia, la evitación le gana a la realidad y estamos siendo cada vez mas funcionales a seguir fomentando las relaciones liquidas, esas que no prosperan, que no suman, que no nutren. ¿Y nutrir es sinónimo de compromiso? Claro que no, ese es otro grave error emocional. Conectar en cierto momento con una persona, ser amable, receptivo, registrar, demostrar cariño no significa que la persona quiera pasar el resto de su vida con uno. Acá hay una mezcla de fobia, narcisismo y miedo. Cuantas veces habrán escuchado «se re enganchó, me escribe para ver como estoy, o me abrazó cuando dormíamos» ¿Y? Somos personas no máquinas. Es muy triste que estemos banalizando la emocionalidad y la conexión entre las personas, cuando es una de las cosas mas lindas que tenemos como especie. Podría escribir horas sobre este tema que cada vez observo mas tanto en mi vida profesional como personal, pero en esta ocasión solamente presentarles esta reflexión, este interrogante. Depende de nosotros para donde continúa yendo el mundo.

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La vida es eso que pasa mientras estamos decidiendo

Ayer por la mañana, me levante reflexionando y registrando, cuantas veces, por no decir a diario, las personas tenemos la necesidad de controlarlo todo. Vivimos inmersos en la utopía de la perfección que lo único que hace es no dejaros vivir. Ahora bien, en definitiva, si somos nosotros mismos quienes nos montamos estas historias, probablemente seremos nosotros mismos quienes tengamos que trabajar para transformarlo, y empezar a vivir, pero ¿Y si lo que realmente sucede es que nos da miedo vivir una vida feliz? ¿Lo habían pensado?  Esa misma mañana compartí esta reflexión en mi cuenta de Instagram: “En nuestro afán de no perder el tiempo con una mala elección, perdemos el tiempo escogiendo. Desperdiciamos una hora mirando el catálogo de Netflix, media hora eligiendo que comer y una vida pensando que querer. Nos cuesta tanto entender que no existe la película perfecta, ni la relación perfecta, y menos la vida perfecta. Cuando al final, solo nos quedan las películas que nunca vimos, los besos que nunca dimos y la vida que por estar decidiendo elegimos no vivir” Ahora bien, ¿qué paradójico no?, utilizamos el controlar como medio para no perder tiempo, y si observamos resultados, lo único que termina  sucediendo, es lo opuesto. Además de que  perdemos espontaneidad,  no nos permitimos equivocarnos, experimentar, descubrir lo nuevo. ¿Qué es eso que hay que pensar tanto? ¿Por qué nos ponemos tantas trabas al disfrute?… Muchas veces incluso, hasta llegamos al punto  de terminar no haciendo nada por la propia indecisión. Y entonces, ¿la idea no era no perder tiempo? Claro, pero esto para nosotros no es perder el tiempo. Vaya amiga es nuestra mente a veces. Tenemos una vara muy alta para el disfrute, si las cosas no son lo mejor o lo perfecto (según nosotros, ¿porque que es lo mejor o lo perfecto, no?) no nos apetece hacerlo, tanto así que preferimos no hacer nada. En definitiva nos cuesta disfrutar, nos da culpa, tenemos miedo que se acabe y en vez de transitar ese momento ponemos energía en intentar perpetuarlo en el tiempo. O al revés, estamos ante un momento que tendría que generarnos bienestar y lo minimizamos, lo ninguneamos, siempre con la mente en el futuro o en lo que no está sucediendo y la realidad y como les digo siempre, lo más real que tenemos es el AHORA. No es saludable vivir de viaje al pasado o fantaseando un futuro que quizá nunca será. Somos intolerantes a la incertidumbre, queremos saber de qué va la película antes de empezar a verla y ver que nos sucede con ella y ahí es el origen de nuestra necesidad de control, cuando no podemos nos permitimos fluir. Por suerte y gracias a la Psicología, este aspecto como tantos otros se pueden trabajar, así que los invito a comenzar a trabajar en ustedes mismos para poder disfrutar y sentirse mejor. La vida es una sola, intentemos vivirla en nuestra máxima potencia Te invito a sumarte a mis redes, donde encontrarás mas contenido similar: Instagram Facebook Youtube

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