psicologia de la emigracion

Emigrar es un proceso emocional y nadie me lo había dicho.

Emigrar es un proceso emocional y nadie me lo había dicho.

Por Lic. Juliana Bereny

psicologia de la emigracion

Seguramente cuando pensaste en emigrar, lo primero en lo que pusiste tu atención fue en sí tenías la ciudadanía al día, sino quizá, buscaste visas, te metiste en los grupos de Facebook para ver como podías sacar los papeles necesarios para asentarte en el nuevo destino, te angustiaste cuando leías experiencias en donde parecían no salir las cosas del todo bien, o cuando veías que ahí, a donde tenías ganas de ir, no había trabajo. Casi que te volviste un experto en trámites de extranjería, seguro, a todos los que emigramos nos pasó.

Estas son cuestiones necesarias, claro, pero burocráticas y nada más que burocráticas, que a su vez, llevan emociones y procesos psíquicos en si mismas,¿ o acaso pasar por el proceso de preparación de documentación, apostillas, trámites, no te genero ansiedad, angustia e incertidumbre? ¡Seguro que sí! Porque además de ser un trámite materializa que finalmente esa decisión que tomaste ya es un hecho.

Y entonces, ¿por qué hay tanta información sobre burocracia y nada sobre lo emocional? La realidad es que no hay una respuesta concreta para esta pregunta, quizá, porque no le damos a la salud mental el lugar de importancia que deberíamos darle, o porque estamos acostumbrados a sumergirnos en el automático intentando controlarlo todo hasta lograr el objetivo: llegar, y no nos damos cuenta el arraso emocional que esto conllevó.

La cuestión está en que aunque no registremos o neguemos, todos los sentimientos, procesos, emociones, duelos, que conllevan emigrar estos se van a manifestar de igual manera, y depende de cuanto los atendamos si será de una forma más funcional y adaptativa o menos. Si estaremos mas conecectados con el deseo o el desamparo.

Si sos de esas personas que antes de viajar está solamente haciendo trámites y sobre informándose de todo a toda hora, sin cortes ni límites y solo pensás en cuando llegará la fecha para subirte al avión, probablemente, el duelo migratorio, lo empieces una vez que llegues a destino. Llegará un día en donde tengas todos los trámites hechos, te sientes en el sillón y te caigan todas las fichas juntas. Si en cambio, vas teniendo más registro desde un principio, vas a atravesar el duelo de todos modos, pero vas a tener mas recursos y no va a ser algo tan extraño y desconocido para vos. 

Cuando emigramos nos llevamos con nosotros, toda nuestra historia psíquica, es decir, nuestra historia familiar, vivencial, experiencial. Eso de lugar nuevo vida nueva, no existe. Claro que va a haber espacio para construir nuevas actividades, vínculos, aspectos personales, pero toda nuestra historia se reedita en ese volver a empezar y pueden salir muchas cuestiones que quizá hasta el momento las desconocíamos. Por eso es fundamental tener un espacio terapeútico en donde podamos acompañar y revisar que nos va sucediendo psíquicamente. Sobre todo porque emigrar requiere una gran exigencia psíquica y emocional.

Emigrar no es viajar, ni un emigrante es un viajero. Un emigrante es alguien que cerró su casa, quizá de toda una vida, vendiendo todo lo que había adentro. Es quien quizá se despojó de todo lo construido para volver a empezar, solamente con una valija de 23kg. Un emigrante es alguien que antepuso su deseo ante los juicios, las opiniones y los deseos del resto, siendo ese resto a veces, su propia familia. Es un soñador, un aventurero, un adulto siendo un niño otra vez lleno de ilusiones. Un emigrante es un valiente que se animó a concretar su deseo.

Quizá ansiedad e incertidumbre, sean dos de las palabras mas utilizadas por las personas emigradas para describir el proceso emocional previo a la partida. Pero ¿qué pasa una vez que finalmente llegamos? ¿ahí es donde realmente comienza la emigración? No, si sos parte de la comunidad que estamos formando en Instagram y me escuchaste hablar, sabrás que el proceso empieza desde el momento en que tomamos la decisión. Pero si es ahora que llegamos cuando vamos a comenzar a transitar un camino de autoconocimiento tan grande que te aseguro no te habías imaginado, ni nadie te lo había contado. 

¿Pensabas que por vivir en un lugar lindo, ese que siempre anhelaste, todo iba a ser magnifico? La respuesta es: estabas equivocado. Claro que emigrar tiene muchísimas cosas fabulosas, pero también tiene un lado emocional, que no es malo ni bueno en si mismo, pero si necesario. Ahora que emigraste y de a poco vas pasando por el proceso de registro de realidad quizá sos vos quién padece está idealización por parte de los otros.

 Seguramente te pasó de tener un día medio bajón y que te digan tus amigos y familiares «vivís en Europa, no te quejes, andá a pasear» «quisiera ser vos» «no tenes de que quejarte» «te la pasas viajando, que bien que estás» «vos decidiste irte», etc.  Si este es tu caso, sabrás que esto genera por momentos irritabilidad, por momentos tristeza, y a veces hasta puede generar que te empieces a alejar porque no estás recibiendo la contención que necesitas. Mi recomendación: pone en palabras lo que te pasa, hablálo con tus amigos, intenta que te entiendan y si esto no sucede, expresá que es lo que necesitas. También es importante, para la vida en general, evaluar en que momento emocional contamos cada cosa, a quien y en que contexto, no te expongas por demás.

Podría escribir páginas interminables sobre el proceso emocional que se despliega desde que tomamos la decisión hasta llegar, lo que implica hacernos amigos nuevos, el buscar trabajo que a veces implica renunciar a nuestra profesión, las fantasías, expectativas y el choque con la realidad, la primera vuelta al país de origen, la culpa por no producir dinero cuando nuestra pareja si lo está haciendo, la angustia por perder independencia en distintos aspectos de nuestra vida como puede ser el económico, o el laboral, vernos inmersos en una rutina que nada tenía que ver con la de antes, o no tener rutina, la angustia por pensar ¿qué pasaría si le pasa algo a un ser querido y estoy lejos? el sentimiento que nos invade por pensar que quizá alguno de nuestros familiares está grande o no quería que nos fuéramos del país,  sentirse extranjero y la falta de pertenencia, la repercusión emocional propia del duelo que repercute en nuestro cuerpo, y se nos altera el sueño, tenemos dolores musculares, lumbares, anginas, alergias, ¿voy a estar acá para siempre?, separaciones, personas que emigraron por el deseo de otra persona. 

Estas y muchas otras cuestiones pueden suceder cuando emigramos, y por eso es un proceso de autoconocimiento enorme, porque además de transitar estos procesos, nos damos cuenta como somos ante cada uno de ellos.

Entonces alguien que no emigró y lo ve de afuera podría decir, ¿y si pasa todo esto porque emigran? y ahí es donde tenemos que deconstruir esta noción de que para tomar una decisión hay que estar mal y  encima lo que sea que pase tiene que ser color de rosa. 

Emigrar es un reset, es un camino de cero,  y como todo camino te vas a encontrar con piedras, pero también con flores, árboles, animales, y colores. Es una montaña rusa emocional, en donde el carrito a veces está abajo y a veces arriba, pero como toda experiencia, requiere de un proceso de adaptación, y poco a poco vamos atravesándolo, transitándolo, habitándolo, y todo se va ir acomodando. Ojo, también puede pasar que no te adaptes y eso NO es un fracaso, un fracaso sería nunca haberlo intentado, volver, también es de valientes.

Recordá que si bien hay muchas similitudes, cada proceso es único e irrepetible. 

Me encantaría saber de tu experiencia y acompañarte en este camino. Si te gustaría contactarme podes hacerlo a través de mi Instagram o por email a [email protected] 

 

 

 

 

 

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