El detrás de escena del desarraigo: Mi experiencia personal
Nos podríamos imaginar que al elegir irnos a vivir a otro país, un país con el que siempre soñaste, que siempre te gustó, en donde apostas a una vida mejor, sería un escenario completamente de alegría, de felicidad y realización, incluso, cualquier persona a la que se lo contarás podría imaginar que eres una afortunada y probablemente le gustaría estar en tu lugar. Ahora bien, ¿Es todo felicidad y alegría emigarar a otro país? La respuesta es no, claramente no, hay muchos factores en juego. Pasan infinidad de situaciones desde el momento en que reconoces tu deseo de emigrar, hasta que finalmente lo llevas a cabo. Desde antes de llegar a destino, estamos desarrollando un conjunto de emociones, pensamientos, sentimientos, inseguridades y sobre todo EXPECTATIVAS. Y hago hincapié en la palabra expectativas, porque aunque seamos personas realistas, siempre nuestra expectativa, al irnos a vivir a otro país, va a ser mayor que la realidad que efectivamente vamos a encontrar al llegar a destino. Si también has emigrado seguramente pensaste que llegarías a tu nuevo lugar y se resolverían todos tus problemas, que los trabajos vendrían a ti, que conocerías a muchísima gente divertida y rápidamente te harías muchos amigos, que no extrañarías tanto a tus afectos, ni a los rincones de tu ciudad, y probablemente te hayas dado cuenta que no fue tan así. Llegamos, llenos de ilusiones y entusiasmo y la realidad le pega un choque brutal a la fantasía, empiezas a vivir en una montaña rusa de emociones y de repente te ves inmerso en mil trabas burocráticas, trámites, papeles, de repente te conviertes en una especie de gestor de extranjería. Sientes que ninguna calle es la tuya y no conoces ni a los famosos en televisión. Buscas una vida mejor, nuevas experiencias, desafíos, tratando de conectar con el momento y no pensar tanto en los vínculos que dejaste en tu país, pero la verdad es que extrañas, un montón extrañas. En mi caso en particular, y seguramente en el de muchos de ustedes, además de todo lo que vengo mencionando se suma, que poco después de llegar a España comenzó la pandemia mundial del COVID-19, lo que acrecienta la necesidad de sentir hogar, de sentir estabilidad, contención. Todo lo que estabas construyendo se frenó y comienzas un loop entre días positivos, algunos más negativos y otros en donde simplemente no quieres pensar en nada. De todos modos, manteniendo el realismo con el que está escrita esta nota, tengo que decir, que así como comparto este aspecto del desarraigo, también expresarles que emigar por elección, es conectar con nuestro deseo, es ser asertivos, poniéndonos en un papel protagónico de nuestra vida, es ser valientes, es el fruto de nuestro esfuerzo y constancia durante mucho tiempo, es resiliencia, es salir de la zona de confort, es animarse, desafiarse, es conocer otras culturas, otras personas, es aprendizaje, autoconocimiento, y todo lo que a nivel personal represente para cada uno de nosotros mismos. Y si bien al principio es difícil, como todo cambio, es un desafío motivante y enriquecedor a nivel personal que sin duda y a pesar de todo, lo recomiendo y volvería a elegir. ¿Has tenido la experiencia de vivir en otro país? ¿Te sientes identificado? ¡Cuéntame tu experiencia! Para ver más contenido similar te invito a unirte a mis redes sociales:Instagram: http://instagram.com/lic.julianaberenyYoutube: http://youtube.com/licjulianaberenyFacebook: http://facebook.com/lic.julianabereny
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